¿Qué he aprendido desde octubre de 2012?
1.- Que la gente en su gran mayoría mantiene
creencias irracionales. Creen en los dioses que les proporcionan las religiones
y/o se dejan guiar por toda una gama de supersticiones variopintas.
2.- Que la gente en su gran mayoría sigue
planteamientos abiertamente contradictorios, tales como creer en la
transubstanciación al tiempo que niegan la divinidad de otros personajes
históricos.
3.- Que tanto el razonamiento como la
comunicación de los humanos es muy pobre y con frecuencia provoca grandes
conflictos que tienen consecuencias nefastas, incluyendo daños personales y
muerte, para terceros que son víctimas inocentes de los errores de otros.
4.- Que la gran mayoría de seres humanos somos
simios amaestrados en mayor o menor medida.
5.- Que ni Dios ni Satanás existen.
6.- Que a la gran mayoría de seres humanos no le
importa nada la verdad sino que mantienen creencias irracionales como un medio
que les permite soportar la adversidad y sentirse mejor en su existencia
miserable y calamitosa.
7.- Que las creencias religiosas se apoyan en el
miedo a la muerte y al exterminio.
8.- Que las personas religiosas suelen albergar
muchas otras supersticiones inconexas, tales como que el resultado de un partido
de fútbol se va a ver influido por estar ellos presentes, o que solo por hablar
de un acontecimiento aumenta la probabilidad de que éste se produzca.
9.- Que por las razones expuestas en 6 y en 7,
intentar convencer a alguien de que su creencia es irracional es como intentar
quitarle un hueso a un perro y tiene al menos dos consecuencias perniciosas
directas. Por un lado, uno se crea un mal sentimiento por parte de estas
personas y, por otro lado, perder la fe es un cambio existencial de
consecuencias imprevisibles para el afectado. Es, por tanto, totalmente
necesario evitar hablar sobre religión con personas creyentes así como evitar
recomendar lecturas en contra de sus creencias.
10.- Cuando uno se ve cuestionado en su estilo
de vida “sin religión” lo ideal es poner cara de póquer y no tratar de
justificarse. El supersticioso siempre encontrará argumentos irracionales hasta
que la discusión desemboca en el punto muerto habitual al que se llega con
afirmaciones del tipo “es una cuestión de
fe y no se puede racionalizar”, “a mí
me funciona y eso me vale”, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario