jueves, 24 de septiembre de 2015

Tránsito de Saturno, octubre 2012 a septiembre 2015




¿Qué he aprendido desde octubre de 2012?

1.- Que la gente en su gran mayoría mantiene creencias irracionales. Creen en los dioses que les proporcionan las religiones y/o se dejan guiar por toda una gama de supersticiones variopintas.

2.- Que la gente en su gran mayoría sigue planteamientos abiertamente contradictorios, tales como creer en la transubstanciación al tiempo que niegan la divinidad de otros personajes históricos.

3.- Que tanto el razonamiento como la comunicación de los humanos es muy pobre y con frecuencia provoca grandes conflictos que tienen consecuencias nefastas, incluyendo daños personales y muerte, para terceros que son víctimas inocentes de los errores de otros.

4.- Que la gran mayoría de seres humanos somos simios amaestrados en mayor o menor medida.

5.- Que ni Dios ni Satanás existen.

6.- Que a la gran mayoría de seres humanos no le importa nada la verdad sino que mantienen creencias irracionales como un medio que les permite soportar la adversidad y sentirse mejor en su existencia miserable y calamitosa.

7.- Que las creencias religiosas se apoyan en el miedo a la muerte y al exterminio.

8.- Que las personas religiosas suelen albergar muchas otras supersticiones inconexas, tales como que el resultado de un partido de fútbol se va a ver influido por estar ellos presentes, o que solo por hablar de un acontecimiento aumenta la probabilidad de que éste se produzca.

9.- Que por las razones expuestas en 6 y en 7, intentar convencer a alguien de que su creencia es irracional es como intentar quitarle un hueso a un perro y tiene al menos dos consecuencias perniciosas directas. Por un lado, uno se crea un mal sentimiento por parte de estas personas y, por otro lado, perder la fe es un cambio existencial de consecuencias imprevisibles para el afectado. Es, por tanto, totalmente necesario evitar hablar sobre religión con personas creyentes así como evitar recomendar lecturas en contra de sus creencias.


10.- Cuando uno se ve cuestionado en su estilo de vida “sin religión” lo ideal es poner cara de póquer y no tratar de justificarse. El supersticioso siempre encontrará argumentos irracionales hasta que la discusión desemboca en el punto muerto habitual al que se llega con afirmaciones del tipo “es una cuestión de fe y no se puede racionalizar”, “a mí me funciona y eso me vale”, etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario